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Cosmo Laing es uno de nuestros Cost Managers y trabaja en Londres. Cuando se unió a nuestra empresa en 2017, sabía que este era el lugar donde quería trabajar. Había solicitado un puesto con nosotros hacía tres años y, aunque no lo consiguió, siguió empeñado en unirse al equipo de Arcadis. Esa determinación la heredó de sus abuelos, Gilbert e Inés, una pareja jamaicana que emigró al Reino Unido en 1959.


Mis abuelos siempre destacaron lo importante que es el esfuerzo. No fue fácil para ellos renunciar a todo para mudarse a Londres, pero lo hicieron porque deseaban mejores oportunidades. Así que, junto con mi padre, siempre me han insistido mucho en que debía encontrar un buen trabajo.


Una oportunidad para devolver la ayuda


A Cosmo siempre le ha importado ayudar a la gente. Esto se debe, en parte, a lo agradecido que se siente por los sacrificios que hizo su familia para un futuro en el Reino Unido. Desde pequeño, sabía que las cosas habrían sido muy diferentes si su familia no hubiese emigrado, pero no fue consciente de cuánto hasta que decidió participar en el programa Shelter.


Cuando empecé a trabajar en Arcadis, descubrí el programa Shelter en uno de mis descansos. Me quedé sorprendido al ver que una de las misiones era en Jamaica. En Canterbury hay un asentamiento irregular y con muy pocos recursos que se enfrenta a una grave amenaza de inundaciones y problemas de saneamiento. En aquel momento me pareció una manera práctica de ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que viven en el país en el que crecieron mis padres.


Un tipo diferente de compromiso de las partes interesadas


Durante su primera misión de Shelter en el asentamiento de Canterbury, Cosmo y otros dos Arcadianos diseñaron posibles soluciones de resiliencia y enviaron un informe con sus recomendaciones a las autoridades locales. Por desgracia, poco después de regresar al Reino Unido, la amenaza se convirtió en una realidad y la región sufrió graves inundaciones. Por ello, se organizó una segunda misión para que Cosmo pudiera reunirse con el director de planificación de Montego Bay, con la esperanza de poder implementar sus recomendaciones. En el caso de Cosmo, tener contacto cara a cara con personas que pueden beneficiarse de su trabajo es la diferencia más notable entre sus responsabilidades normales y trabajar en una misión de Shelter.


Cuando asisto a reuniones como parte de mi trabajo habitual, es posible que haya también representantes de agencias medioambientales, pero no hay personas en esa sala que se vean directamente afectadas por mi trabajo. Cuando estaba en Jamaica, muchas personas se acercaban a mí para enseñarme hasta dónde había llegado el agua durante la inundación. También me indicaban qué personas habían perdido sus hogares. No podía parar de pensar que si mis abuelos no hubieran emigrado, yo mismo podría estar viviendo aquella situación.



Poner las cosas en perspectiva


Cosmo aún no sabe si las autoridades de Jamaica implementarán los planes que ayudó a desarrollar. Espera que su trabajo contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas que viven en el asentamiento de Canterbury. No obstante, sea cual sea el resultado, su experiencia con el programa Shelter ha hecho que Cosmo se sienta más seguro y valore más la vida que tiene en Londres junto a su familia.


Cuando uno lleva este tipo de vida, a veces se acomoda y empieza a quejarse por todo. Sin embargo, hay muchas personas en el mundo que no pueden ni imaginarse todas las oportunidades que tenemos aquí. A través del programa Shelter, uno puede ayudar a otras personas y ampliar sus horizontes, incluso darse cuenta de que, tal vez, la riqueza no está en el dinero. No lo sé. La gente debería salir y averiguarlo por sí misma.

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